La Ventana de Johari

La Ventana de Johari

La Ventana de Johari

El modelo de la Ventana de Johari, desarrollado por Joseph Luft y Harry Ingham, nos servirá para conocer los distintos niveles de comunicación y para mejorar nuestro autoconocimiento y nuestras relaciones interpersonales.

Con ello, tendremos una base para mejorar nuestra efectividad comunicativa con los demás.


Las bases de la Ventana de Johari

Basándonos en el dibujo aquí expuesto, el ser humano tiene cuatro partes que le definen: dos columnas que representan el “YO” y dos filas que representan el “GRUPO”.

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Veámoslas.


Nivel 1; Área libre (“Yo abierto”)

Es aquel aspecto nuestro que es conocido por los otros porque lo dejo ver o lo expreso con naturalidad.

Es conocido por el “YO” y conocido por los “OTROS”.

Nivel 2; Área oculta (“Yo oculto”)

Representa la parte de nosotros que ocultamos a los demás, aunque la conocemos.

Es conocido por el “YO” y desconocido por los “OTROS”.

Nivel 3; Área ciega (“Yo ciego”)

Contiene información desconocida por nosotros, pero no por los demás.

No la conocemos por no coincidir con nuestra autodefinición, con cómo nos vemos.

Los demás la conocen porque la expresamos, inconscientemente, por medio de nuestros gestos, expresiones, forma de hablar y entender la realidad.

Es desconocido por el “YO” y conocido por los “OTROS”.

Nivel 4; Área desconocida (“Yo desconocido”)

Expresa aquella parte de nuestra personalidad que es desconocida por los demás y por nosotros mismos.

Representa nuestras motivaciones inconscientes y nuestros conflictos más ocultos. Es, por así decir, el mundo de Freud.

Es desconocido por el “YO” y desconocido por los “OTROS”.


¿De qué sirve esta división?

Esta división determina el modo en que nos relacionamos con los demás y, por tanto, la manera en que los otros se relacionan con nosotros.

Los bloques no son estáticos, pueden variar con el tiempo, con nuestro desarrollo personal y el de nuestras relaciones, con la mayor o menor confianza que tengamos en los demás, el contexto en el que estemos, etc.

A medida que aumentemos el “Yo abierto” nuestras relaciones, y nuestra capacidad de comunicación, mejorarán notablemente, pues seremos mejores conocedores de nuestras reacciones, motivaciones y compulsiones.

Gracias a ello, podremos poner nuestras emociones a nuestro servicio y ajustar nuestro comportamiento de una forma más efectiva dependiendo de la situación en la que estemos.

En la medida que incrementemos el “Yo abierto” mejorarán nuestras relaciones y nuestra forma de comunicarnos, lo que es lógico porque conoceremos mejor nuestras reacciones y motivaciones. 


Conclusiones iniciales

Siguiendo lo dicho, tenemos que tener presente que no todo puede ser un “Yo abierto”, y que nuestro verdadero objetivo es incrementar la columna de lo conocido por el “YO”, pues dependiendo del contexto en el que nos movamos, y del entorno con el que nos relacionemos, puede ser muy necesario mantener un “Yo oculto” que no ascienda al nivel de “Yo abierto”.

Como ejemplo, si me muevo en un ambiente corporativo muy competitivo puede que no sea inteligente que los demás conozcan que me voy a hacer retiros de meditación Vipassana cada año, pues dicha información puede ser empleada para desprestigiarme en un entorno que se mueve, de forma primordial, por aspectos competitivos y de lucha.


Incrementando mi autoconocimiento y mi YO ABIERTO

Para aumentar mi conocimiento del área desconocida puedo optar por la meditación, el autoanálisis, la atención hacia mis respuestas y el psicoanálisis, entre otros aspectos.

En relación al incremento de mi “Yo Abierto” la mejor opción consiste en preguntar, en buscar feedback, lo que es lógico si tenemos presente que el cuadrante tres, nuestro “Yo ciego”, es desconocido por nosotros, pero no por los demás.

Obviamente, hemos de preguntar a personas de la máxima confianza, de entornos distintos y teniendo en cuenta, a la hora de escuchar a aquel que preguntemos cómo hemos de posicionarnos.

De forma sintética, el receptor del mensaje, es decir, yo mismo, he de tener escucha activa para entenderlo, incorporarlo y así lograr aumentar mi conocimiento y cambiar aquellas conductas que sean disruptivas.


El decálogo de la escucha activa

Para que se dé esta escucha activa hay un decálogo que hemos de seguir:

  1. El receptor del mensaje debe tomarse tiempo para escuchar, lo que facilitará el feedback del emisor.
  2. Hay que ver al emisor como un amigo, como un maestro del que aprender, no como a un crítico.
  3. Debemos aceptar al emisor del mensaje como es.
  4. Máxima concentración ante el feedback. Nada de móviles ni pensamientos distractores.
  5. Emisor y receptor deben preparar el tema en cuestión para ir al grano y focalizarse en el mismo, desviándose de éste lo menos posible.
  6. Tanto uno como otro deben ser sintéticos en la expresión de las ideas y en la aclaración de posibles discrepancias o incomprensiones.
  7. Hay que entender el mensaje. Pregunta lo que no comprendas hasta conseguirlo.
  8. Se ha de evitar adelantar conclusiones. Simplemente escucha y mantén las preguntas sólo sobre aquello que no entiendas o que quieras conocer mejor.
  9. Debemos ser empáticos, evitar prejuicios y entender lo que el otro dice sin más, sin valoraciones, sin juicios.
  10. Toma notas de lo que se te dice.

Este decálogo es fundamental para conseguir el objetivo que perseguimos.


¿Quieres saber más?

Aunque la Ventana de Johari es un aspecto más técnico que divulgativo, esperamos dos cosas; que lo hayas comprendido y que hayas adquirido unas nociones básicas para incrementar tu Yo Abierto.

Ya sabes que ante cualquier necesidad estamos a tu disposición.

Puedes contactarnos en:

Pablo Jiménez Cores, psicólogo social y organizacional.

formación y consultoríaCampus Atenemi

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