La Organización Pensante

La Organización Pensante

La Organización Pensante

En los últimos pasos evolutivos de la empresa moderna encontramos una organización que no sólo vive, sino que tiene su propio concepto y se construye a través del otro; la organización entendida como realidad edificada por medio del otro; la organización pensante.


La organización como sistema de procesamiento de la información

Dentro de la concepción de la organización como ente pensante destacamos la organización como un sistema de procesamiento de la información en el que ésta, por medio de su cultura corporativa, presenta unos significados a sus miembros en el que los mismos, a su vez, interactúan con éstos modificándolos y convirtiendo lo que es intangible en tangible.

Así, los símbolos corporativos se convierten en realidad en la mente de sus empleados y de los potenciales clientes (Nike es joven, Disney fantasía y Hugo Boss elegancia).

En la medida en que la organización presente sus símbolos, y los significados a ellos asociados, de forma coherente y conectada con los intereses de sus empleados, se manejará más adecuadamente la ambigüedad y la eficacia aumentará.

La empresa, como ente vivo que es y que está formada a su vez por los significados que transmite ella misma, sus miembros y el entorno en el que se encuentra, puede tener moral y alcanzar sus objetivos, de forma que aunque éstos puedan ser egoístas, también pueden ser colectivistas y con conciencia de responsabilidad social.


La necesidad de una moral corporativa

Siguiendo este argumento, desde las neurociencias aplicadas al entorno corporativo, y desde el neuromanagement empresarial, se puede alcanzar con éxito el objetivo empresarial desde un enfoque nuevo, aspecto que ya se está dando al pasar el hombre a ser el centro de la organización y al imponerse el ser frente al tener, lo que supone un cambio de 180º respecto a la dinámica organizativa clásica.

Los avances dados en este sentido han puesto de manifiesto la necesidad imperante de un cambio profundo que no sólo radica en la necesidad de una moral corporativa, que también, sino en la imposibilidad de tomar buenas decisiones en un entorno cada vez más cambiante y sobresaturado de información si partimos de posiciones antiguas en las que el ser humano no está en el centro.


La organización corporativa requiere de un nuevo paradigma

La necesidad de este nuevo paradigma cobra especial importancia por las siguientes razones:

  • La perspectiva previa ofrece soluciones antiguas a problemas presentes.
  • Las nuevas necesidades de talento y multidisciplinariedad que existen hoy día, frente al continuismo y a la especialización a la que algunos se siguen agarrando, exigen un cambio de visión, tanto a nivel de selección, formación como de desarrollo.
  • El entono varía de forma constante, y a veces impredecible, con lo que si dejamos de lado el cerebro, y la potenciación del mismo, tanto el directivo como el técnico serán incapaces de responder con eficiencia a los retos que surjan.
  • Las decisiones, cada vez más rápidas, han de partir de una nueva perspectiva en la que nos hemos de dar cuenta que no sólo importa lo racional, sino lo emocional, lo instintivo y la intuición, pues no hay tiempo para analizar el océano de información en el que vivimos con el hemisferio izquierdo, y aunque lo hubiera las decisiones tomadas serían contraproducentes o, al menos, de menor efectividad que la surgidas desde un cerebro global e interconectado.
  • El cliente no es fiel y sus opiniones y gustos pueden cambiar casi de forma súbita; hay que satisfacer sus necesidades cambiantes.
  • La corporación ya no vende productos, vende imágenes, sensaciones, experiencias[1], y para hacerlo correctamente se ha de dejar la tiranía racional de lado.

Se requiere de un directivo nuevo, de mente abierta

En definitiva, al vivir en un entorno cambiante, multidisciplinar, imprevisible y de significados, la organización no debe limitarse a tratar de adaptarse a los cambios surgidos, lo que ya sería un gran logro, sino que ha de intentar establecer los cambios ella misma.

El gerente del ayer, para funcionar hoy, debe disponer de una mente abierta, una mente de dos hemisferios, una mente interconectada con el entorno, una mente cuántica; en caso contrario, la organización estará peor dirigida, los resultados serán insuficientes y la corporación será incapaz de responder a su entorno.

Esta es la realidad de la organización.


Lo predecible ya no existe

El mito de la estabilidad, la coherencia, lo predecible y del trabajo lineal frente a la creatividad ha desaparecido; sólo vive en la mente del que teme al cambio.

Si ante la pregunta ¿cree que los pilares de la organización han de ser la organización, el control, la disciplina, la tenacidad y la visión analítica-lineal? su respuesta es afirmativa, tiene que replantearse la realidad, su realidad, pues no podrá responder a las necesidades del entorno como manager, así como tampoco a las de sus miembros.

La empresa es un ente vivo, que se relaciona con un medio y que es construida en la mente de sus miembros y de sus potenciales clientes y, todo ello, dentro de un panorama social, económico y humano cada vez más cambiante, dinámico e interconectado.

Para que pueda sobrevivir en la época actual requiere de una nueva visión en la que el hemisferio derecho prime sobre el izquierdo, en el que las ideas sustituyan a las reglas establecidas y en el que el enfoque de las neurociencias y la concepción cuántica se imponga.


Como siempre, a tu servicio.

Esperamos que el post te haya sido de utilidad.

¡Un saludo!

Pablo Jiménez Cores, Psicólogo Social, Socio y Director de Estrategia de Negocio de asv360


Referencias

[1] Como fiel ejemplo de lo citado recomiendo ver la operativa publicitaria diseñada por TNT y su botón Push to add drama <http://www.youtube.com/watch?v=316AzLYfAzw>